Nueva York conmemora el aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 con una solemne ceremonia junto a la zona cero de Manhattan, escenario hace diez años de la muerte en un sólo día de más de 2 mil 700 personas.
"Ninguna otra tragedia pública ha rasgado nuestra ciudad de una forma tan profunda. Ningún otro lugar está tan lleno de compasión, amor y solidaridad", dijo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, antes de pedir a los asistentes que se unieran al homenaje en recuerdo de las víctimas. Entre ambos minutos de silencio, las iglesias y otros centros de culto hicieron sonar sus campanas poco antes de que comenzara la emotiva lectura de los nombres de las 2.752 personas que perecieron en los ataques al World Trade Center (WTC), un rito en el que, al igual que el año pasado, participó el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.
El nombre de Osama Bin Laden, el millonario saudí que mantuvo una guerra abierta contra EE UU desde un cuartel general oculto en Afganistán, está en todas las bocas. Se sabe de su obsesión con las Torres Gemelas, que ya intentó destruir en 1993 con un atentado que costó seis vidas; se sabe que había hablado a sus colaboradores de un inminente ataque. Unas 40.000 personas trabajaban en el World Trade Center, uno de los grandes símbolos de la economía americana. El doble edificio registraba el intenso tráfico humano de la hora punta, a las 8.45 de la mañana (las 14.45 hora peninsular española), cuando un avión se estrelló contra la torre sur. Fue el inicio de una jornada atroz, plagada de tragedias más allá de cualquier adjetivo. Comenzaba la evacuación de esa torre y todas las cadenas de televisión retransmitían en directo el incendio causado por el impacto. Eso permitió que, 18 minutos después de la primera explosión, millones de espectadores asistieran a la escena de un segundo avión lanzándose contra la torre norte. La nave atravesó el edificio. El estallido fue colosal.
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